La cesta está vacía.

Planos robados al fotograma

Cierre los ojos y rememore un combate cualquiera de la película Toro Salvaje. Olvídese de los púgiles e imagine que el protagonista de la escena está a pie de ring, en la esquina inferior del cuadrilátero. Por ejemplo, un reportero ataviado con una gabardina y un borsalino que se aferra con fuerza a su libreta. Está emocionado. Tal vez sea su primer trabajo para el periódico, o la primera vez que asiste a una pelea de este calibre (aunque le haya relegado a un segundo plano, no olvide que quien se está dando de puñetazos ahí arriba es Jake La Motta).

Este pequeño juego cinéfilo al que apenas ha dedicado unos segundos es el pan de cada día de Víctor Soler. Su trabajo es ese: jugar a inventar finales alternativos, sacarse de la manga realidades distintas a las que captan las cámaras, fantasear con escenas insólitas, y plasmarlas en una pantalla táctil. Como un cuadro, solo que en vez de lienzo y pinceles él usa un ordenador y lápices digitales. «De esta forma puedo agrandar la imagen para pintar los detalles, girarla a mi antojo o mezclar colores sin mancharme, es una gozada», explica el castellonense de 42 años. battle.net site down. Aunque cuando se trata de trazar los primeros bocetos, sus «rayajos», el artista prefiere hacerlo a la antigua usanza, como cuando de niño hacía bodegones en el colegio.

Elpais

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