Si Michael Ende y Jesús Velayos se hubieran conocido, podrían haber hablado largo y tendido sobre sus respectivas obras. El uno escribiendo y el otro pintando, pero muy expertos ambos en el desarrollo de la «Historia interminable». Obras abiertas pero muy cerradas en lo que cuentan dentro de un imaginario fantástico que convierte los paisajes en reunión de objetos, los objetos en edificios, os edificios en flechas, las flechas en torres de homenaje, y los homenajes en un espacio todo, corno gigantesco lago de fantasías, en cle parece escucharse el griterío de un inmenso jardín de criaturas a la hora del recreo. exposiciones también un juego. El juego de mirar y ver. Lomo cuando e arte divierte y emociona. indispensables condiciones del arte verdadero.
Fuente: J. Castro.