Enfrascados en una sociedad que recibe más de 3000 impactos publicitarios al día, nuestra percepción, no tan selectiva como creemos, se construye con una sobrecarga informativa desproporcionada entre la calidad y la cantidad. De los 3000 impactos diarios reciclados por el cerebro, tan solo unos 90 no caerán en saco roto y entrarán a formar parte de nuestra memoria a corto y largo plazo, siendo sólo unas pocas imágenes, las proclamadas icónicas, las populares, las elegidas.

Como un ejercicio de desintoxicación, Manuel Cruz, recoge imágenes icónicas y crea su propio imaginario bañado en memoria popular e histórica. Una especie de trabajo de investigación en el que amalgama sus influencias personales, alter egos, y cultura popular, recopilando a modo de collage digital, lo que será un puzle de su propia percepción y elección al óleo. Una obra de arte détox, el resultado de un estudio de impactos recopilados con muy buen gusto estético y guiados por el No Lugar, las road movies , la soledad, internet y lo mundano.

Tras la sobrecarga informativa, es de agradecer el imaginario personal del artista, que hará las veces de resumen de una época en la que no nos fijamos detenidamente en nada. Obras que quietas, colgadas en la pared, nos den un respiro a la frenética actividad cerebral, obras que hacen que por fin, te pares a observarlas.

Teresa Arroyo de la +