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Aurora Cañero

Esculturas

15 nov - 17 dic 2018

La exposición individual que presenta Aurora Cañero (Madrid, 1940) en la galería Kreisler supone una selección de obra de sus últimos diez años de carrera y un reencuentro con la sala de exposiciones donde a principios de los años ochenta comenzó a exhibir su obra escultórica.

Desde esos primeros años hasta hoy, Cañero ha expuesto con regularidad en numerosas galerías en el extranjero, su anterior exposición tuvo lugar en agosto de este año en la galería Piretti de Knokke, Bélgica y en enero de 2019 tiene previsto otra muestra individual en la galería Aninat de Santiago de Chile. Sin embargo, y debido en parte a su intensa actividad internacional, hacía tiempo que esta artista no mostraba su obra en una galería de Madrid, salvo participaciones esporádicas en colectivas.

El espectador que se reencuentre con la obra de Cañero podrá observar que ésta se ha mantenido fiel a sus primeros intereses: la figura humana como motivo y el bronce como material para expresar sus inquietudes estéticas. El nuevo espectador que observe por primera estas obras apreciará en ellas una técnica depurada heredera de la tradición narrativa occidental de corte académico, con influencias del simbolismo y el romanticismo europeo y de la escultura contemporánea figurativa del siglo XX norteamericano.

Aurora Cañero pertenece a una generación de artistas que en los años ochenta en España buscan en la figuración escultórica la base de su proyecto creativo, siguiendo la línea de investigación abierta por la escuela realista de Madrid, con Julio López Hernández a la cabeza, Aurora explora esos ambientes un tanto surrealizantes y oníricos de representación por donde transita la escultura de los años setenta y ochenta en nuestro país. Su obra más reciente incide en la naturaleza mítica del ser humano, sus personajes, dotados de una narrativa casi literaria, se expresan en un lenguaje cada vez más próximo al simbolismo.

Animales, objetos y conceptos se mezclan en una amalgama de gestos, posturas y señales personalizados en estos cuerpos de bronce; a veces es una mujer, otras un hombre y otras son parejas que con sus actitudes sirven para transmitir una idea. Las formas se presentan quietas en el tiempo y el espacio, el espectador sólo tiene que detenerse ante ellas, contemplarlas e intentar encontrar aquello que de común atesoramos en nuestro imaginario colectivo, el poder del símbolo y la voluntad de trascendencia que se esconde en el alma de todo ser humano.

Desde un punto de vista formal, Aurora Cañero es una artista clásica, formada en la prestigiosa escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid en las técnicas académicas de vaciado, modelado y dibujo a partir de modelos vivos o de reproducciones de esculturas griegas y romanas. Además ha ejercido como profesora de modelado en la Escuela de Cerámica de la Moncloa durante más de cuarenta años. Estos años de formación y docencia fijaron en ella una búsqueda de una belleza ideal, apolínea, de formas rotundas, claras y armoniosas.

Se trata de una estética que proyecta lo mejor de la figura humana y donde su fuerte contenido poético nos interpela sobre la dimensión espacial y espiritual de la escultura. Cañero representa al hombre como un ser simbólico y místico que proyecta, sueña y reflexiona sobre su propia existencia. En esa figura ideal que habita ese espacio proyectado e imaginado es donde la obra de Aurora Cañero adquiere su sentido. Al más puro reflejo de esculturas clásicas como el discóbolo de Mirón o decimonónicas como el Pensandor de Rodin, la artista nos presenta un hombre reflexivo, un intelectual que admira y estudia el mundo en el que vive, ensimismado en su belleza y sobrecogido por su inmensidad.

Toda obra escultórica y particularmente la de Cañero es obra tridimensional pensada para habitar un espacio, nada tendría sentido sin ese espacio alrededor que le dota de escala y proporción. Pero la dimensión de este espacio es cambiante y en ello radica parte de su investigación artística; múltiples son las obras de Aurora pensadas para espacios públicos, recuerdo ahora la gran escultura Socorristas de Biarritz X-X, situada en la bahía de Knokke. Otras esculturas de tamaño pequeño están pensadas para espacios interiores y por ello su escala es doméstica. En unas y en otras la artista establece estos juegos de dimensión y escala muchas veces enfrentándose a retos técnicos de estructura y uso del material.

Algunos títulos de sus piezas más recientes hacen referencia al sonido y al silencio: Lo efímero, Melómano, Silencio… Otras se muestran en actitudes vigilantes que nos guardan y cuidan de que nada perturbe nuestra existencia. Tienen un cierto carácter de amuleto, de símbolo protector, son obras que destilan una gran paz y sosiego.

Aurora Cañero ha expuesto su obra en galerías de arte en Boston, Miami, Boca Ratón, Palm Beach, Panamá, Bogotá, Santiago de Chile, Toronto, Vancouver, Knokke, Bielefeld, y Mikonos. Además de en numerosas ferias de arte internacional en Singapur, Caracas, Santiago de Chile, Chicago, Seúl, San Francisco, Bolonia, Turín, Buenos Aires, París, Gante, Frankfurt y Madrid.

Elena Fernández Manrique, Madrid, 2018.