López Herrera, nos revela una forma de humanidad, nos invita a ver mejor un mundo razonado, crítico y onírico severamente plasmado en su escenografías.

Ya que son eso, escenarios en los que viven unos personajes casi imposibles que gracias al arte del pintor, pa- san de la realidad, cruzan una tenue línea que delimita lo cotidiano y lo fantástico y hacen que en los labios del espectador asome una sonrisa complaciente.

Los sugerentes escenarios de sus cuadros han cobrado una tercera dimensión y son totalmente reales dentro de su inabarcable fantasía.

Así muestran nuevas posibilidades sus escenas inventadas que podrían servir de inspiración para crear potentes historias, ya que sus cuadros son auténticos relatos plásticos plagados de sugerencias. Pueden mirarse muchas veces y el espectador en cada revisión encontrará nuevos detalles que le hablarán de ese universo de fantasía que propone.