La cesta está vacía.

Pep Fajardo

Crónica sincopada de una ausencia

5 nov – 12 dic 2020

Hace poco más de quince años que Pep Fajardo no exponía individualmente en Madrid, donde reside. No obstante, lo ha hecho en sendas apariciones en las ferias de Arco, Justmad y Art Madrid. En ésta última, ya de la mano de la Galería Kreisler.

De ahí la concordancia con la realidad del título de la muestra, donde se reúnen constantes vitales reveladoras de la actividad del artista; en su encierro particular, en su confinamiento acogollado de propuestas distintas unidas bajo el sello de la productividad, en aras de la búsqueda constante. La inspiración pivota entre la poética de una realidad transformada y de la realización de objetos de dudosa función.

Skylinesparticulares, arquitecturas imaginadas, la atracción del espacio como pretexto, botánica inventada, nubes, naves que surcan no se sabe si el Mar, el Cielo o la Tierra. Búsqueda y experimentación del plano al volumen. Piezas suspendidas, esculturas terrestres y otros elementos que ocupan la verticalidad del muro. La levedad. Dibujo en el espacio que rehúye el peso y la gravedad, con suerte de ignota caligrafía virtual escrita en el aire.

Todo ello conforma una propuesta llena de reflexión y reinterpretación de la realidad, a menudo complicada y llena de obstáculos.

Los contrapuntos materiales resultan evidentes y cada uno de ellos habla por sí mismo, quizás con la ambición de cumplir con el calificativo de Manuel Vázquez Montalbán. En su libro “Geometría y compasión”, el escritor adjetiva la obra de Fajardo como fajardiana.Todo ello mediante el ensamblaje más dispar, constructivistay sintético que vincula la madera con el hierro, el material textil, mármol, plomo, zinc, papel, hilos, cuerdas, cables de acero, pinturas acrílicas y esmaltes.

La propuesta en la Galería Kreisler de esta crónica sincopada está destinada a romper estratégicamente la regularidad del ritmo; con el afán, irónicamente, de conjurar eso de que “quien mucho abarca, mucho aprieta”. Fajardo nos hace partícipes de sus cotidianos hallazgos y vivencias más íntimas.

Un intento de glosar visiones de otro mundo. Mundos pergeñados desde la mirada afable, lúdica, a veces irónica y cargada siempre de intenciones poéticas a la vez.

Una huida del contratiempo, el silencio sincopado. La música, al fin y al cabo, no es música sin silencios.

Todo un dietario de una quindenial ausencia.